Lo primero que tienes que enseñarle al perro es su
nombre. Este paso es muy importante y necesario, ya que de esta forma captarás
la atención de tu perro solo con llamarle. Es alucinante comprobar como
cuando dices el nombre de tu perro se gira y te mira fijamente esperando
que le des una instrucción.
Enseñándole su nombre:
El proceso es muy simple. Consiste en llamar a tu perro,
marcar la acción y premiarlo. En un sitio tranquilo llámalo por su nombre
cuando no te esté mirando. Asegúrate de que no haya más que medio metro entre
vosotros. En el momento que te mire y justo entonces marca la acción. Puede
hacerse exclamando “¡Bien!”
Asegúrate de premiar la acción. Nada funciona mejor que
unos premios o chucherías para perros. El tamaño de la chuchería depende
del tamaño del perro. Normalmente un trocito pequeño es suficiente. Después de
que tu perro esté respondiendo cada vez, puedes aumentar el nivel de
distracción. Por ejemplo, que pase alguien de la familia al lado del perro
justo cuando lo llamas.
No utilices el nombre de tu perro todo el tiempo o se
convertirá en redundante. Si lo usas y te mira, siempre debe ser procedido por
algún premio. Además, el nombre de tu perro nunca debe ser usado para algo negativo.
La tendencia es llamar al perro si ha hecho algo malo. Si Blaky muerde el
cojín, el dueño exclama “¡Blaky!” y le arranca el cojín, el perro pensará que
algo malo procede su nombre y no le hará caso cuando lo llame. ¿Por qué hacerlo
si su nombre significa que algo malo va a suceder? Lo único que el perro
necesita saber es que cuando dices esa palabra—su nombre—y él te mira, suceden
cosas maravillosas.