El hiperapego es una alteración del comportamiento bastante frecuente en
nuestros animales de compañía.
Suele aparecer como consecuencia de una ausencia de la fase de desapego:
cuando llega el momento del destete, las madres han de “despegarse” de sus
crías, ya que éstas deben empezar a aprender a valerse por sí mismas, así como
a ubicarse en la jerarquía de la manada. Esto no quiere decir que no estén pendientes
de ellos o lo cuiden, pero deben aprender a desenvolverse en el medio.
Este momento (el destete) es normalmente el elegido para separar a los
cachorros de sus madres y ser vendidos o cedidos en adopción. No es mejor ni
peor que cualquier otro, esto depende de cada animal y cada ambiente y lo más
importante, de la experiencia de cada futuro propietario de la mascota.
El inicio de toda esta situación llega cuando el animal pasa de estar
apegado a su madre a estar apegado a su propietario, y eliminamos la fase de
desapego: son pequeñines, nos inspiran ternura y queremos complacer todas sus
exigencias, atendemos cada lloriqueo y “obedecemos” haciendo lo que el animal
quiere cada vez. Es entonces cuando se crea ese hiperapego del que hablábamos
al principio, es decir, se exacerba el apego normal.
El problema aparece cuando empezamos a dejar al animal solo en casa, ya que
él no comprende por qué se le “abandona”, porque no se le ha enseñado
debidamente y empieza a sufrir un estrés que descarga sobre los objetos
materiales, llegando incluso en fases más avanzadas a hacer sus necesidades en
casa. No hay que confundir este concepto con el no-aprendizaje, es decir, que
un animal que hace sus necesidades en casa pero no presenta ese hiperapego
simplemente es que no ha aprendido a hacer el pipí y la caca en la calle.
Hay otras causas por las que pueden aparecer estas alteraciones del
comportamiento, aunque son menos frecuentes, como cambios en el horario,
traslados de casa o cambio en la composición del hogar, después de unas
vacaciones….
Es importante diferenciar el
hiperapego de la ansiedad por separación, y esta diferencia sólo puede
establecerla un profesional. La ansiedad por separación requiere de un
diagnóstico clínico porque se trata de una enfermedad, lo que conlleva por
tanto una evaluación del entorno, un tratamiento y un seguimiento.
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